(Quito, 30 de diciembre de 1804 - ibídem, 1876), fue un político y terrateniente ecuatoriano;vicepresidente del Ecuador entre 1847 y 1851, periodo en el cual también se desempeñó como presidente de la República, del 16 de octubre de 1849 al 10 de junio de 1850. Fue además alcalde de Quito en 1861.
PRESIDENCIA
Llegó a la presidencia tras la salida de Vicente Ramón Roca, y el empate técnico en las elecciones presidenciales que no decidían entre Antonio Elizalde y Diego Noboa y Arteta. Esta era una presidencia provisional, encargada por el poder legislativo. En ese entonces, nombró a José Félix Valdivieso como ministro de Hacienda y a Benigno Malo como Ministro del Interior.
Políticamente no se vio satisfecho con algunas realizaciones de gobernantes anteriores; por eso militó en la oposición a Bolívar, Flores y Rocafuerte; figuró en las filas de El Quiteño Libre, en Miñarica y Pesillo. Se destacó como Senador en 1846 y 1847, por lo que fue elegido vicepresidente de la República.
Sus colaboradores Malo y Valdivieso le ayudaron a realizar una eficiente administración con reformas en el aspecto económico, implementado importantes innovaciones. Tan importante fue en lo hacendario, en lo fiscal y en lo educativo el desempeño de Malo su ministro que generalmente a este época se le suele llamar con el nombre de "Malo-Ascázubi". Lo más arduo para Malo fue la reforma moral del ejército. Fundó las escuelas dominicanas para el pueblo. Una Escuela de Obstetricia en Cuenca y restablecimiento de la náutica en Guayaquil. Construyó un dique de arena en Guayaquil, un puente sobre el río Jubones para facilitar el comercio. Hubo método y claridad en la contabilidad fiscal. Impulsó las artes y trabajos manuales y buscó reformar al ejército con un sentido profesional y nacionalista.
Una conspiración del General José María Urbina lo bajó del solio presidencial apenas un año después, el 10 de julio de 1850.
Murió en Quito, en 1876, a los 72 años de edad. La primera resolución de Ascásubi fue expedir un salvoconducto a Flores, su adversario político. La segunda, nombrar a Benigno Malo ministro del Interior y de Guerra; y a Javier Valdivieso, de Hacienda. Malo estableció escuelas en los cuarteles y escuelas dominicales para el pueblo, mejoró la enseñanza de la medicina y la atención en los hospitales, fundó una escuela de Obstetricia en Cuenca y restableció la de Náutica en Guayaquil. Valdivieso puso orden y claridad en la contabilidad pública. Aduciendo penuria fiscal, Ascásubi cobró por anticipado el tributo a los indios, lo que le valió la oposición del general Urvina.
Pese a que el temido Pedro Moncayo alabó a Ascásubi "por la integridad de su carácter, por su inflexible honradez, por la severidad en el manejo de las rentas públicas, por su clara aunque no muy cultivada inteligencia", la oposición tramaba destituirle. Apenas hubo pasado un mes de su designación, y ya "las personas más notables y de influjo en Guayaquil" urdieron una revuelta que fracasó. Tres meses más tarde, el 20 de febrero de 1850, la guarnición de Guayaquil se sublevó y proclamó a Urvina jefe superior de la provincia. Ascásubi destituyó a los cabecillas. El general convocó el 2 de marzo a los padres de familia y vecinos de la ciudad de Guayaquil "para depositar en sus manos el poder". La asamblea popular desconoció la autoridad de Ascásubi y eligió jefe supremo a Diego Noboa.
Los motivos aducidos fueron la ilegalidad del nombramiento de Ascásubi, su arbitrariedad y absolutismo, la modificación de la Ley de Presupuesto, la corrupción de sus colaboradores, la destitución de los jefes y oficiales de la plaza de Guayaquil y el temor de que se repitiera lo ocurrido en la frustrada elección entre Noboa y Elizalde. En el fondo se trataba de que el poder volviera a Guayaquil. Sin embargo, los notables guayaquileños no formaban un frente político común. Elizalde hacía de jefe del ala liberal, más ligada al comercio. Noboa, del ala conservadora, más cercana a la producción agrícola exportable. La mediación de Urvina no iba a operar solamente entre los intereses económicos y políticos de la Sierra y de la Costa sino entre las dos fracciones de la élite guayaquileña. Urvina se alió tácticamente con Noboa, el más débil de carácter.
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